Son numerosos los estudios que demuestran que la relajación alivia el dolor o al menos ayuda a no empeorarlo, ya que reduce la tensión en los músculos. Puede ser útil para quedarse dormido, aumentar la energía, reducir la ansiedad y hacer que otros métodos de alivio del dolor funcionen mejor. Por ejemplo, muchas personas encuentran que tomar un medicamento para el dolor o usar un paquete frío o caliente es más efectivo cuando se combinan con técnicas de relajación.
¿Cómo puedes hacerlo?
- Inicia la relajación
Abre los ojos y fija la mirada en un objeto sin pestañear. Cuando sientas los ojos cansados, ciérralos y piensa en un lugar tranquilo y pacífico. Masajea cerca del área de dolor de forma circular y firme, evitando las áreas rojas, inflamadas o sensibles. También puedes pedirle a un familiar o amigo que lo haga por ti. Una vez que empieces a respirar lenta y cómodamente, relaja distintas partes del cuerpo, comenzando por los pies y avanzando hacia la cabeza. Cada vez que exhales, concéntrate en un área específica y siente cómo se relaja. - Usa la imaginación
Cierra los ojos y visualiza una imagen que te ayude a aliviar el dolor, como una bola de energía curativa. Imagina que se forma en tu pecho y avanza hacia el área de dolor, curando y relajando la zona. Al exhalar, visualiza cómo la bola se aleja llevándose el dolor. - Distráete
Poner la atención en algo distinto al dolor puede ser efectivo. Ver televisión o escuchar música son ejemplos de cómo muchas personas se distraen sin darse cuenta. La distracción es útil para dolores breves y agudos, mientras esperas que la medicación haga efecto, o incluso para dolores moderados durante horas. - Usa la estimulación de la piel
La estimulación de la piel, ya sea con presión, fricción, o cambios de temperatura, puede ayudar a reducir el dolor al provocar las terminaciones nerviosas y modificar la sensación de dolor. Masajear suavemente el área afectada o usar técnicas de presión en áreas cercanas al dolor puede ser muy eficaz. - Otros consejos
El uso de calor o frío puede aliviar diferentes tipos de dolores: el calor relaja los músculos, mientras que el frío adormece el área afectada. Encuentra un lugar tranquilo para relajarte, asegúrate de no cruzar los brazos o las piernas, y hazlo de manera cómoda, apoyando el cuello y las piernas si estás acostado. Descansar bien y crear un ambiente relajante con música y ropa cómoda también es fundamental para el alivio del dolor.