Si pensamos, apoyados por la física cuántica, que somos energía, entonces el pensamiento también lo es. Se dice que pensar en ciertos temas carga el “campo cuántico” de la realidad, lo que puede llevar a alteraciones en las posibilidades y resultados. Por ello, debemos ser responsables de nuestros pensamientos sobre nosotros mismos, nuestra realidad y nuestro futuro. Somos copartícipes de lo que sucederá en nuestras vidas; cada pensamiento, emoción y acción construye la vida que experimentamos.
La práctica del pensamiento positivo es más eficaz cuando se prueba en circunstancias adversas. Cuando todo parece estar mal y el derrotismo nos invade, si logramos recurrir a nuestro interior y mantener la calma, desarrollamos la capacidad de cambiar las cosas con el tiempo.
Pautas para pensar en positivo
- Evitar el pensamiento “todo o nada”. La realidad no es completamente buena o mala, y la rigidez en el pensamiento provoca angustia.
- No generalizar. Si alguien nos falla una vez, no significa que siempre lo hará. Las generalizaciones tienden a exagerar.
- No focalizar en el peor detalle. Centrarse en lo peor distorsiona la realidad.
- Destacar lo positivo. Ver lo bueno, incluso en lo malo, es un arte que ayuda a apreciar las ventajas.
- Evitar exageraciones. Exagerar problemas o subestimar nuestras capacidades nos aleja de la solución.
- No hacer predicciones negativas. Anticipar un mal resultado puede influir en que ocurra.
- Evitar suposiciones. Preguntar y clarificar es mejor que asumir.
- No victimizarse. Frases como “¿por qué a mí?” solo nos alejan de la responsabilidad.
- Evitar etiquetas. No descalificarnos completamente por un error, y evitar culpar a otros por los propios.
- Poner límites a la responsabilidad. No somos responsables de todo lo malo; creer que todo está bajo nuestro control solo lleva a la culpa.
Estas pautas ayudan a pensar de forma positiva y realista. Comprender que los problemas son parte de la vida, pero que también existen soluciones, es esencial. La realidad es dinámica y cambia constantemente; muchas veces, el problema por el que sufrimos ya ha cambiado sin que lo notemos. Pensar positivamente en medio de dificultades no es fácil, pero es necesario para nuestra vida y bienestar.