3 de noviembre de 2024

Herida de abandono

La herida de abandono es una de las experiencias emocionales más profundas y debilitantes que una persona puede experimentar a lo largo de su vida. Esta herida se forma cuando un niño o niña percibe una falta de amor, cuidado, protección y atención, lo que genera un miedo a la soledad. Las personas con esta herida suelen desarrollar una dependencia emocional en sus relaciones.

Esta herida es especialmente profunda porque impacta la construcción del yo, dañando la identidad y la sensación de pertenencia. Las dudas sobre quiénes son y dónde pertenecen se convierten en una constante en sus vidas. La sensación de no ser aceptado o no amado se activa ante cualquier situación que perciban como rechazo. Los niños pueden malinterpretar las conductas de los demás, experimentando una soledad incómoda y una amenaza constante.

Mecanismos de defensa
Para protegerse, las personas con esta herida utilizan dos mecanismos principales: la huida y el ataque. La huida implica abandonar cualquier cosa que perciban como amenazante antes de que los abandonen, mientras que el ataque se manifiesta en comportamientos defensivos, dañando a otros y, en consecuencia, justificando el abandono que temen.

Conductas comunes
Entre los comportamientos de niños y adolescentes que han sufrido la herida de abandono, se encuentran:

  • Una manera diferente de querer, con comportamientos aparentemente incongruentes.
  • Apegos a lo material para obtener seguridad y pertenencia.
  • Formas extremas de interactuar, ya sea pasando desapercibidos o mostrando una personalidad intensa para afirmar su identidad.
  • Acciones con el objetivo de ser aceptados, como llamar la atención, complacer a otros o regalar objetos.

Sanación de la herida
Las personas con esta herida tenderán a buscar aprobación de maneras incorrectas, sobre todo durante la infancia. Sin embargo, con la respuesta adecuada, la herida puede cicatrizar. Es esencial comunicar que, independientemente de su comportamiento, son amados y valorados.

Pautas para educadores

  • Reconocer que su comportamiento está influido por su historia.
  • Validar sus emociones y darles un espacio para la calma.
  • No reprender constantemente y establecer prioridades claras.
  • Ofrecer oportunidades para que se sientan valorados y capaces.
  • Enseñarles a perdonar y a no sentirse culpables.
  • Asegurarse de que se sientan aceptados incondicionalmente.

Qué hacer si has sufrido una herida de abandono

  1. Reconocer y aceptar la herida y las emociones que provoca.
  2. Trabajar en la autoestima y separar el autoconcepto de la herida.
  3. Practicar el perdón hacia los padres y hacia uno mismo.
  4. Usar la meditación para disminuir la ansiedad y aumentar la aceptación.
  5. Crear un espacio personal propio.
  6. Encontrar un propósito que impulse a sanar.
  7. Priorizarse y dejar de postergar.
  8. Rodearse de personas que acepten tal como uno es.