Esta herida es especialmente profunda porque impacta la construcción del yo, dañando la identidad y la sensación de pertenencia. Las dudas sobre quiénes son y dónde pertenecen se convierten en una constante en sus vidas. La sensación de no ser aceptado o no amado se activa ante cualquier situación que perciban como rechazo. Los niños pueden malinterpretar las conductas de los demás, experimentando una soledad incómoda y una amenaza constante.
Mecanismos de defensa
Para protegerse, las personas con esta herida utilizan dos mecanismos principales: la huida y el ataque. La huida implica abandonar cualquier cosa que perciban como amenazante antes de que los abandonen, mientras que el ataque se manifiesta en comportamientos defensivos, dañando a otros y, en consecuencia, justificando el abandono que temen.
Conductas comunes
Entre los comportamientos de niños y adolescentes que han sufrido la herida de abandono, se encuentran:
- Una manera diferente de querer, con comportamientos aparentemente incongruentes.
- Apegos a lo material para obtener seguridad y pertenencia.
- Formas extremas de interactuar, ya sea pasando desapercibidos o mostrando una personalidad intensa para afirmar su identidad.
- Acciones con el objetivo de ser aceptados, como llamar la atención, complacer a otros o regalar objetos.
Sanación de la herida
Las personas con esta herida tenderán a buscar aprobación de maneras incorrectas, sobre todo durante la infancia. Sin embargo, con la respuesta adecuada, la herida puede cicatrizar. Es esencial comunicar que, independientemente de su comportamiento, son amados y valorados.
Pautas para educadores
- Reconocer que su comportamiento está influido por su historia.
- Validar sus emociones y darles un espacio para la calma.
- No reprender constantemente y establecer prioridades claras.
- Ofrecer oportunidades para que se sientan valorados y capaces.
- Enseñarles a perdonar y a no sentirse culpables.
- Asegurarse de que se sientan aceptados incondicionalmente.
Qué hacer si has sufrido una herida de abandono
- Reconocer y aceptar la herida y las emociones que provoca.
- Trabajar en la autoestima y separar el autoconcepto de la herida.
- Practicar el perdón hacia los padres y hacia uno mismo.
- Usar la meditación para disminuir la ansiedad y aumentar la aceptación.
- Crear un espacio personal propio.
- Encontrar un propósito que impulse a sanar.
- Priorizarse y dejar de postergar.
- Rodearse de personas que acepten tal como uno es.