La búsqueda de ser perfecto puede hacer algo más que amargarte la vida, puede truncártela.
He visto más problemas psicológicos serios, en jóvenes, cuando de niños o niñas habían obtenido dieces constantes, en primaria y secundaria que los que habían obtenido notas medias en su etapa de su escolarización.
Esa búsqueda de obtener la mejor calificación en todo, les arruina la vida porque primero: creen que sin ser perfectos no serán felices y segundo, porque no conseguir el diez lo consideran un fracaso, algo que, en la búsqueda de ser perfecto, no tiene cabida y para ellos o ellas es una frustración difícil de tolerar.
¿Conoces a alguien perfecto?, podrá ser maravilloso, increíble, guay, estupendo, correcto, pero ¿perfecto?
Pongo casos reales porque permiten hablar mejor de lo que estoy comentando. La chica que no pudo terminar su máster porque en su trabajo fin de master (TFM) se atascó. Escribía dos hojas y las rompía porque, podía iniciarlo mejor, le faltaba algo, lo que había escrito podía servirle para más adelante, pero no para el comienzo, y así un día tras otro; en su afán de hacerlo bien, porque quería hacerlo, llegó a irse a vivir a otra ciudad y escribirlo más tranquila, sin distracciones, pero no lo consiguió.
Tuve de pacientes a una familia de tres hijas que una después de otra, acudieron por diferentes TCAs, Trastornos de la Conducta Alimentaria. La más difícil fue la pequeña, si no sacaba un 10 enfermaba. El dibujo de esta niña fue precioso, por su singularidad, dibujó una casa con una puerta en la fachada, pero en el resto de la misma había una mesa familiar dispuesta para comer.
Con el consentimiento, comprensión y ayuda de los padres y del colegio al que asistía, le dije que en un papel de tamaño A3 dibujara un 7 gigante, lo coloreara en cualquier color que no fuera el rojo, y lo pegara en la pared justo delante, de donde ella se sentaba a estudiar. Esa iba a ser la nota máxima que podía sacar, se admitía hasta el 8, pero no más. No fue fácil, recuerdo que hasta me criticó duramente diciendo que en mi despacho tenía los libros desordenados y ella así no podría vivir.
A estas cosas nos lleva el perfeccionismo. Cuando hacemos un escrito, un informe, un texto del tipo que sea, lo corregimos, lo volvemos a leer y lo volvemos a corregir, y la coma que nos parecía mal puesta, estaba bien. Hay que terminarlo ¿tendrá fallos? puede ser ¿está perfecto?, lo dudo, ¿me parece que está bien así?, pues adelante, imprímelo o mándalo adonde tenga que llegar, porque si sigues dudando se morirá en tu mesa tapado por otros muchos papeles sin terminar, que no llegaron a ningún sitio y que siguen haciéndote compañía.
¡Cuidado!, esto no es decir que se hagan las cosas de cualquier manera y sin cuidarlas, lo que hagamos, hagámoslo bien, pero no esperemos a que sean perfectas porque la perfección no existe.
Hay dos cuentos en la web Creciendo en Espiral que tratan este tema
Kana, la heredera perfecta que es en formato de comic, y suavemente y sin darte cuenta te mete dentro de su historia; descubrirás cómo la perfección no es lo que Kana esperaba que fuera, ella estaba equivocada, míralo con sus ojos y lo descubrirás.
Anselmo el perfecto nos cuenta de manera divertida, lo que él espera del rey superpoderoso, que, en breve, le va a hacer una visita en su reino.
Los dos cuentos, de diferente manera, nos manifiestan la obsesión por conseguir lo que creemos que significa ser perfectos.